La noche del 24 de agosto de 1944, después de cinco años de guerra y dos de ocupación nazi, las tropas aliadas entraban en París para liberarla. Al frente, una unidad de vanguardia para ocupar el centro de la ciudad y abrir paso al resto de unidades francesas y estadounidenses: La Nueve, formada en su mayoría por republicanos españoles exiliados. Obligados a abandonar España durante y después de la Guerra Civil, y tras el paso de muchos de ellos por campos de concentración, se habían unido al Ejército francés para combatir al nazismo y luchar por aquello que había perdido su propio país: la libertad.

Un hito de la II Guerra Mundial en el que los españoles fueron protagonistas, pese a que la Historia muchas veces les haya ignorado. Hombres “orgullosos y temerarios” (en palabras del capitán Dronne) cuyo papel en la historia de España y de Europa merece ser recordado con orgullo.

Del exilio al Ejército francés

Durante y después de la Guerra Civil española, muchos jóvenes soldados que defendieron la II República se exiliaron en Francia y terminaron integrándose en unidades militares. La Legión Extranjera francesa fue el destino principal de estos exiliados, la mayoría de los cuales procedía de los campos de concentración de Saint-Ciprien o Argelés.

Con el estallido de la II Guerra Mundial, el 1 de septiembre de 1939, y la entrada de Francia en guerra con Alemania, la 13ª Semibrigada de la Legión Extranjera (13ª DB), compuesta en su mitad por republicanos españoles, fue enviada a Noruega para apoyar al gobierno contra los nazis. Aunque el alto mando francés decidió retirarse de Noruega para reforzar el interior de Francia, la 13ª DB ganó la batalla de Narvik, si bien concluyó con 119 muertos, 29 de ellos españoles. Una primera derrota nazi infringida por republicanos españoles.

Mientras, Hitler entraba en París y, tras el Armisticio con Alemania del 22 de junio de 1940, Francia quedaba dividida en dos: la ocupada por los nazis y la gobernada por el mariscal Petain desde Vichy. Pero surgió una tercera Francia: la Francia Libre, a raíz del comunicado de Charles de Gaulle en la BBC el 18 de junio de 1940.

En defensa de la Francia Libre

Tras el discurso de De Gaulle, los soldados de la 13ª DB, en su mayoría españoles, se unieron a la Francia Libre. También empezaron a sumarse partisanos, otras unidades militares francesas, y guerrilleros del sur francés, entre ellos republicanos españoles. La 13ª DB se integró en la 1ª División de Infantería de la Francia Libre, cuyas primeras operaciones se llevaron a cabo en África. Esta división, integrada en la 1ª División Ligera y en el VIII Ejército Inglés al mando del general Montgomery, batalló por Eritrea, Palestina, Siria y Libia, hasta derrotar a los alemanes e italianos en la batalla de El Alamein.

Por su parte, en agosto de 1940, el comandante Philipe Leclerc, con su unidad La Force L (más conocida como La Fuerza Leclerc), llegaba a Camerún y Gabón para defender la causa de la Francia Libre, integrando el Regimiento de Marcha del Chad, germen de La Nueve en la II División Blindada, repleta de republicanos españoles. La Fuerza L de Leclerc ascendió desde Camerún, Gabón, Chad y Libia para participar en el asalto a Túnez junto a la 13ª DB. Momento en el que antiguos soldados españoles, que no se veían desde 1939 o desde la batalla del Ebro, se reencontraron. A las dos unidades también se sumaron los comandos del Corp Franc d’Afrique, con unos 3.000 soldados, de los que la mitad eran españoles.

Los republicanos españoles y «La Nueve»

Después de la caída de Túnez, las tropas aliadas se reorganizan. Los españoles de la 13ª DB fueron integrados en el Ejército norteamericano al mando del general Mark Wayne Clark, con la misión de asaltar Europa desde Sicilia. Los españoles enrolados en el Cuerpo Franco de África se sumaron a los del Regimiento de Marcha del Chad y se integraron en la II División Blindada de Leclerc, con el objetivo de asaltar Europa desde Normandía.

De esta forma, los españoles de la 13ª DB entraron en Sicilia, ascendiendo hasta Roma, si bien tras la rendición de la capital italiana, fueron enviados a asaltar Francia desde el sur.

La división comandada por Leclerc, por su parte, se trasladó de Marruecos a Gran Bretaña. Dentro la II División Blindada se integraba la 9ª Compañía, al mando del capitán francés Raymond Dronne y más conocida como “La Nueve” o “La Novena”, formada en su mayoría por 150 republicanos españoles. Desde Gales, desembarcaron en las playas de Normandía (Utah Beach), que habían sido tomadas por los aliados el 6 de junio de 1944, dos días después de Roma. Los españoles de La Nueve pusieron pie en Normandía a principios de agosto, para reforzar el avance hacia París. La División Leclerc, incluida La Nueve, se encuadró dentro del III Ejército estadounidense, liderado por el general George Patton.

Los primeros enfrentamientos bélicos de los españoles con la Werchmacht, el ejército nazi, se produjeron en Rennes, Le Mans, Château-Gontier y Alençon. En la batalla de Eccouché algunos de los españoles perdieron la vida, aunque lograron capturar a 129 prisioneros alemanes.

La toma de París

El 20 de agosto de 1944 la ciudad de París se sublevó contra los alemanes. Charles de Gaulle insistió ante el mando supremo aliado para que las tropas de la Francia Libre liberaran la capital francesa antes de que la Werchmacht la bombardeara. Finalmente, De Gaulle convenció a los generales Gerow y Eisenhower.

La II División Blindada francesa (la División Leclerc) y la IV División de Infantería norteamericana pusieron rumbo hacia París, enviando previamente una unidad de vanguardia para que abriera el camino: La Nueve.

Una operación de penetración en la capital que tuvo el apoyo de otras unidades militares y civiles en otras partes del país, entre las que también había españoles. Los tenientes coroneles españoles del maquis combatían a los nazis en el sur de Francia, cerrando la llegada de los refuerzos entre otras, en la batalla de La Madeleine (Gard). Por su parte, los españoles de la 13ª DB tomaron toda Provenza y emprendieron camino a Lyon.

La tarde del 24 de agosto de 1944, 144 soldados republicanos españoles de La Nueve, con uniformes y armamento norteamericano y a bordo de Half-Track y Sherman, rompieron la línea defensiva de la Wechmacht y penetraron en París por la Puerta de Italia. Portando blindados con nombres como Los Cosacos, Madrid, Los Pingüinos, Teruel, El Ebro, Guernica, Resistencia, Santander, Guadalajara, Don Quijote, entre otros, fueron la primera unidad aliada en entrar a París. A las 21:22 horas, La Novena irrumpió en el centro de París hasta llegar al Ayuntamiento, donde el semioruga español Ebro efectuó los primeros disparos a los alemanes. La liberación de París había comenzado.

Al amanecer, el grueso de la II División Blindada del general Leclerc entró por la Puerta de Orleans, y la 4ª División Norteamericana entraba por la Puerta de Italia. Libération, el periódico de la resistencia parisina, lo anunciaba con una foto del primer soldado aliado que había entrado en París, el teniente Amado Granell.

Durante las horas de combates que precedieron a la capitulación final de las tropas nazis, los españoles asaltaron la Cámara de los Diputados, el Hôtel Majestic y tomaron la Plaza de la Concordia. A las 15:30 horas del 25 de agosto, las tropas alemanas se rindieron, y fueron los republicanos españoles quienes recibieron como prisionero al general Dietrich von Choltilz, mientras seguían entrando a París otras tropas francesas y estadounidenses.

Al día siguiente, se celebró el desfile de la victoria por los Campos Elíseos, desde el Arco del Triunfo hasta la Catedral de Notre Dame. Amado Granell fue el encargado de abrir el desfile. Mientras el honor de escoltar a Charles de Gaulle y a los dirigentes franceses correspondió a los soldados de La Nueve, que desfilaron portando brazaletes con la bandera de la II República Española.

Después de la liberación de París

Tras la toma de París, La Nueve abandonó la ciudad el 8 de septiembre. Participaron en varias campañas por el norte de Francia y Alemania. En la toma de Estrasburgo, los republicanos españoles de La Nueve y de la 13ª DB volvieron a encontrarse. La Nueve alcanzó incluso las cumbres de los Alpes Bávaros, Bertchtesgaden, donde tomaron el Nido del Águila (Kehlsteinhaus), el refugio final de Adolf Hitler en Bertchtesgaden, el 5 de mayo de 1945, que puso fin a la historia de esta unidad.

Después del fin de la II Guerra Mundial, 35 habían sido los republicanos españoles de La Nueve caídos en combate, y 97 los heridos. Algunos de ellos, acabada la guerra, decidieron seguir en el Ejército Francés, aunque la mayoría se reincorporó a la vida civil francesa. Aunque De Gaulle los homenajeó, no recibieron la ayuda esperada para derrocar al régimen de Franco en España. Todos se tuvieron que quedar en Francia, sin volver a su patria.