—He venido hasta aquí buscando tu ternura y tus caricias. Tus abrazos que me hacían vibrar como las cuerdas del violín de tu música. Me acuerdo de la canción del Gorrión de París:

              Quand tu me prends dans tes bras

              et tu me parles à voix basse,

              Je vois la vie en rose.

Extracto de la novela: El exilio de Rosamunde.


Édith Piaf, también conocida como "El pequeño gorrión", alcanzó fama internacional a finales de la década de 1930. “La Vie en Rose”, que ella escribió, es recordada como su canción insignia. Otras canciones famosas incluyen "Milord", "Padam Padam", "Mon Dieu", el encantador "Mon Manège à Moi" y el himno "Non, Je Ne Regrette Rien". Con una vida plagada de adicciones y problemas de salud, Piaf murió en Francia en 1963 a la edad de 47 años.

                   Quand tu me prends dans tes bras
                   et tu me parles à voix basse,
                   Je vois la vie en rose.

Édith Piaf nació como Édith Giovanna Gassion en Belleville, París, el 19 de diciembre de 1915. Gran parte de su pasado está envuelto en misterio. Se cree que recibió su nombre de la enfermera británica de la Primera Guerra Mundial Edith Cavell, ejecutada por ayudar a los soldados belgas a escapar de los alemanes. Su madre, Annetta Giovanna Maillard, era una cantante de café de ascendencia marroquí que actuaba bajo el nombre de "Line Marsa". El padre, Louis-Alphonse Gassion, era un acróbata callejero.

Piaf vivió con su abuela materna, donde creció desnutrida. Después vivió con su abuela paterna, que dirigía un burdel. A la edad de 7 años, se unió a su padre y a una caravana de circo para viajar a Bélgica, y finalmente participó en espectáculos callejeros por toda Francia.

Actuó como cantante callejera en París y sus alrededores. A los 17 años tuvo una hija con un joven llamado Louis Dupont, Marcelle, que murió de meningitis a los 2 años.

En 1935, Piaf fue descubierta por Louis Leplée, propietario del club Le Gerny en los Campos Elíseos. Su baja estatura inspiró el apodo que la acompañaría el resto de su vida: La Môme Piaf ("El pequeño gorrión"). Leplée realizó una importante campaña publicitaria para presentar la noche de apertura de Piaf, a la que asistieron personas como Maurice Chevalier. Fue lo suficientemente popular como para grabar dos álbumes ese mismo año.

Leplée fue asesinado la primavera siguiente. Comenzó a trabajar con Raymond Asso, quien también se convirtió en su amante, y adoptó su nombre artístico Édith Piaf de forma permanente.

Piaf fue una de los artistas más populares de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Sus conciertos para militares alemanes fueron controvertidos, aunque más tarde se cree que había estado trabajando para la Resistencia francesa y ayudó a judíos a escapar de la persecución nazi.

Después de la guerra, su fama se extendió rápidamente. Realizó giras por Europa, Sudamérica y Estados Unidos. Piaf obtuvo críticas entusiastas.

La vida personal de Piaf fue especialmente dramática. Estuvo involucrada en tres accidentes automovilísticos graves después de 1951, que le provocaron adicción a la morfina y al alcohol.

Conocida por sus relaciones amorosas, se casó dos veces. Su primer matrimonio con el cantante Jacques Pills en 1952 duró hasta 1957. Su matrimonio en 1962 con Théo Sarapo, un peluquero e intérprete griego 20 años menor que ella, que era gay, duró hasta su muerte al año siguiente.

Cuando Édith Piaf murió en 1963, tenia 47 años, y el mundo la lloró tanto como ella había hecho llorar al mundo con sus interpretaciones. Una de las más conmovedoras es el "Hymne a l'amour", dedicada al gran amor de su vida, el boxeador Macel Cerdan, que falleció en un accidente de avión cuando viajaba de París a Nueva York para encontrarse con ella que entonces triunfaba en el Carnegie Hall. Tras esta tragedia Piaf se hizo adicta a la morfina, adicción que mantuvo hasta su muerte.Piaf permaneció activa profesionalmente hasta los últimos años de su vida, actuando con frecuencia en París entre 1955 y 1962. En 1960 alcanzó mucho éxito con la melodía de Charles Dumont y Michel Vaucaire "Non, Je Ne Regrette Rien ", que se convertiría en su himno de los últimos días.

Fue un once de octubre. En la memoria se quedaría impresa aquella tarde gris de vientos otoñales que arrastraban las hojas secas por el suelo. La abrumadora noticia corrió por la radio, por el periódico, de boca en boca. Las calles parisinas se volvieron caudalosos ríos de gente. El tráfico detenido. Todas las voces calladas. Hay quien afirma que desde los días de la Segunda Guerra Mundial ningún acontecimiento había paralizado de tal manera el corazón de Francia. Rumbo al cementerio de Père Lachaise, más de cuarenta mil personas peregrinaban alrededor de un pequeño féretro. El gorrión no cantaría más. La nota final de “La vie en rose” se apagaba en el susurro del aire entre las ramas desnudas. El dolor de toda una vida culminaba en la última escena de la tragedia.