El sistema educativo franquista se ha definido como autoritario, nacional-católico, sexista, clasista, ultranacionalista español, dogmático, doctrinal y reaccionario, exactamente lo contrario que el sistema educativo de la República que se caracterizaba por ser democrático, laico, promotor de la igualdad de sexos mediante la coeducación, igualitario, integrador de las lenguas y culturas propias de las regiones autónomas, plural, contrario al adoctrinamiento y abierto a las innovaciones pedagógicas.
Posiblemente el colectivo de funcionarios que fue objeto de una depuración más dura y exhaustiva por parte del bando sublevado fue el cuerpo de maestros nacionales a los que un decreto del 10 de diciembre de 1936 de la Juntan Técnica del Estado en los inicios de la guerra civil española, les advertía que «no se volverá a tolerar, ni menos a proteger y subvencionar, a los envenenadores del alma popular». Muchos de ellos, además, fueron asesinados. «La finalidad de la depuración era inicialmente la destrucción de la obra escolar republicana, acabar con el laicismo, la coeducación, la organización democrática de la enseñanza y el espíritu de innovación pedagógica. En su lugar se proponían implantar una educación reaccionaria, antiliberal, agresivamente nacionalista y ultracatólica. La depuración de los maestros ―a los que se hacía responsables de la «caótica» situación de España― y de los enseñantes en general, se reguló en el Decreto 66 de 8 de noviembre de 1936 (aunque las depuraciones habían comenzado mucho antes por orden de las autoridades militares).
Se calcula que en marzo de 1939, en Cataluña, más de un millar de maestros fueron excluidos de la enseñanza y que para suplirlos se enviaron maestros procedentes de Extremadura y Castilla. Así, el régimen se aseguraba el «desarraigo cultural» en la educación de los niños catalanes. Las plazas docentes que quedaban vacantes eran cubiertas preferentemente por excombatientes del bando nacional, muy identificados ideológicamente con el régimen, pero sin tener una formación académica adecuada.
Ya en el siglo XX, a partir de 1931, con la Segunda República se intentará acabar con las grandes desigualdades sociales del sistema de la Restauración, situándose en contra de los sectores más poderosos de la sociedad. Había muchos analfabetos, pocas escuelas… por lo que la República se dispone a crear programas para alfabetizar y escolarizar, así como planear la construcción de escuelas. Al comenzar la Guerra Civil todo esto queda paralizado incluso en los territorios en los que la República tenía poder. Tras la guerra se inicia una fuerte reforma que estaría marcada por la autarquía y el aislamiento hasta principios de los años cincuenta, cuando se levanta la condena de la ONU, y se realizan tratados con EEUU y el Vaticano.
La educación es algo que prácticamente se abandonó durante el franquismo. Existía un claro interés por la educación pública pero, ante la falta de capital, se deja gran parte de la educación en manos de instituciones privadas religiosas, las cuales regirán la educación española, poniendo como maestros a muchos militares veteranos de la guerra, lo cual influiría, inevitablemente, en la educación del momento, convirtiéndose muchas de las escuelas en auténticos mini-cuarteles regidos con una severa disciplina militar. Además la escuela estaba influenciada por la Falange y, por tanto, falangistas comenzarían a estar presentes en las aulas para adoctrinar políticamente.
En los años cincuenta fue importante la ayuda norteamericana hacia los niños, ya que enviaban alimentos, como leche en polvo o queso, a los colegios españoles para evitar la desnutrición. Muchas aulas eran rurales y unitarias, con espacios diferenciados, sin diferencia de edad del alumnado en el mundo rural.
Como en la mayoría de dictaduras, las aulas estarían llenas de símbolos políticos y, en este caso, religiosos también. El castigo físico era algo común en la escuela franquista, muy lejos de la concepción que se tiene hoy día sobre la educación. En el mundo rural se estudiaba únicamente con un libro: la Enciclopedia Álvarez, una enciclopedia bastante avanzada a su tiempo. El material era bueno pero, en la práctica, no resultaba efectivo debido a la diversidad de edad de los alumnos y al profesorado. Aunque el material en algunas aula era escaso, como hemos comentado, este sí que era de bastante calidad, con laminas para ilustrar cargadas de detalles, ya fuesen sobre Geografía, Física, Economía o Biología. Destacan también los míticos cuadernos Rubio dedicados al cálculo y la caligrafía, problemas que eran fundamentales en la España de aquellos momentos.
Cabe destacar que los libros eran diferentes para niños y para niñas, ya que no recibían el mismo tipo de educación. Se daba muchísima importancia a la Historia, de la cual rescataban determinados episodios como ejemplos o modelos nacionales, sobre todos momentos de fortaleza hispana con episodios como el de Numancia y Viriato, ejemplos de catolicismo como los Reyes Católicos, de gran Imperio con Carlos I o Felipe II… intentaban buscar justificaciones históricas para reforzar determinados símbolos e ideologías del régimen.