Neruda fue designado cónsul de Chile en Barcelona en 1934, tenía 30 años. Poco tiempo después se trasladó a Madrid para sustituir a Gabriela Mistral que había sido enviada a Lisboa.

Se inicia una vinculación de Pablo Neruda con España que le unirá siempre con su gente, con los poetas, con la tierra y, sobre todo, con las víctimas de la violencia iniciada por la sublevación franquista.

Neruda se sumerge en la literatura española y se hace amigo de los principales poetas que marcaron una época: García Lorca, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, y con pintores como Miguel Prieto y José Caballero.

En esa época dirige la revista Caballo Verde y alquila un piso en la Casa de ls Flores, en el barrio de Argüelles. Este lugar se transforma en punto de encuentro de artistas, poetas, cineastas y amigos chilenos y españoles.

Aquí vivirá los terribles acontecimientos que se iniciaron con la represión a sangre y fuego de los mineros de Asturias y continuó con el estallido de la guerra civil en julio de 1936.

Malditos,
malditos los que con hacha y serpiente
llegaron a tu arena terrenal, malditos los
esperaron este día para abrir la puerta
de la mansión al moro y al bandido

En la Casa de las Flores ya no estallan geranios sino bombas. Neruda acusa la violencia desatada y la sinrazón de una guerra entre españoles y lo refleja en su ánimo y en su poesía.

“Y de ese modo la guerra de España que cambió mi poesía, comenzó para mí con la muerte de un poeta”.

Inicia su primera poesía proletaria en España en el corazón, publicada en la revista El Mono Azul.

Su poesía se endurece porque “os voy a contar todo lo que pasa”.

Porque este mundo no se ha roto solo
lo han roto los bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas
bandidos con frailes negros bendiciendo
chacales que el chacal rechazaría
piedras que el cardo seco mordería escupiendo
Pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
Pero de cada crimen nacen balas que os hallarán un día el sitio del corazón

En los poemas de España en el corazón, abandona las metáforas románticas, el amor, y gritan, atacan con furia, invitan a la acción.

Recomiendo la lectura del libro: Neruda y España, escrito por Julio Gálvez Barraza. Lo compré en La Sebastiana, la casa de Neruda de Valparaiso, en mayo de 2006 y me ha acompañado todos estos años.

Preparo nuevos artículos que profundicen en el apoyo de Pablo Neruda a los exilados españoles.