Artículo y fotos: Ángel Pajares

Durante la primavera de 1976, en pleno proceso de transición, un nutrido grupo de hombres y mujeres de Orihuela, otros pueblos de Alicante y del resto de España decidieron rendir tributo al poeta oriolano para conmemorar el 34 aniversario de su muerte. Nació así el “Homenaje de los Pueblos de España a Miguel Hernández”.

El barrio de San Isidro, una zona humilde de Orihuela, donde sus calles estrechas de casas abigarradas permanecen abiertas día y noche, los niños juegan ,es esta época del año, con barreños de agua, mientras las madres cuidan con esmero las plantas, los padres matan el tiempo, ociosos, sentados en los poyetes de sus casas, en el bar Vanesa jugando al dominó o sacando brillo a sus viejos coches aparcados con precisión milimétrica, sonriendo y saludando a los curiosos que recorremos su barrio.

Ellos no son cabreros, ni campesinos, ni agricultores, pero ellas siguen siendo las mismas trabajadoras que se ocupan de su familia. Son gente humilde, que cuidan lo poco que tienen, por eso no hay mejor sitio que este para homenajear a Miguel Hernández.

A medida que me acerco, las calles sobre la ladera del monte se llenan de colores y formas, la realidad al adentrarme en este colorido lugar desborda la imaginación de lo que me encontraré. La sensación de estar en un lugar único crece a cada paso, crece en cada frase e imagen, siento al poeta del pueblo. Se merece todos los homenajes, y este es un homenaje de verdad, de su pueblo, donde nació, donde sufrió la crueldad del ser humano, de su gente, su “Viento del pueblo”, un homenaje sin exageración ni florituras, su palabra como protagonista y su imagen para venerar.

Respiro a Miguel Hernández Gilabert, siento su poesía y eso es un deber de amor, me voy satisfecho.

Artículo y fotos: Ángel Pajares